Lotus mezcla en vivo danza, música y videoarte

Lotus es una obra coreógrafica con un concepto original de Naudy Contreras, Sara Sansonetti y Lourdes Soto. Se trata de una propuesta músico corporal que reinterpreta la realidad del hombre urbano y contemporáneo, inmerso en una realidad cambiante y llena de matices.

Foto: cortesía Sara Sansonetti.
Foto: cortesía Sara Sansonetti.

El trabajo escénico fluye desde el pulso e impulso de la acción de los intérpretes en la escena. Relación que se establece entre el discurso de la música, el video y el diálogo de los cuerpos. El trabajo musical electrónico en vivo y el videoarte también son personajes en esta propuesta.

Según la idea de sus creadoras, esta propuesta independiente se basa en la razón capaz de edificar ideas brillantes, pero también de diseñar bombas atómicas y planificar guerras. Por eso en Lotus se busca un cuerpo cuyo corazón es más grande que su cabeza. Podría resultar un cuerpo amorfo, con lenguas gigantes y ombligos que brotan como resultado de una estética que busca el movimiento de los impulsos más genuinos, viscerales y naturales del cuerpo, para finalmente entender que es el mismo cuerpo reencontrándose.

En Lotus participarán en cuerpos Lourdes Soto, Valentina Marcano y Sara Sansonetti, en el video Francesco Spotorno y Juan C. De La Barra y en la música Jonathan Angarita.

La invitación es para los días domingo 16 de agosto en el Teatro Simón Rodríguez a las 5:00pm, y el domingo 30 de agosto en el Teatro Alameda a las 5:00pm. La entrada en ambas funciones tiene un valor de 50 Bs.

“A veces en soledad, a veces en lo grupal, se tejen y destejen relaciones, miradas, juegos, interrogantes… reflejando un multicuerpo al que le pesa más el corazón que su propia cabeza. Un cuerpo cuya lengua es más larga que sus propios brazos y cuyo ombligo umbilical es más infinito que su propia razón. Esto último justamente, porque relacionando la cabeza con la razón, que muchas veces separa al ser humano de su sensibilidad y lo coloca en un pedestal por ser el animal pensante, justamente lo distancia de su verdadero ideal de ser parte de la naturaleza. ¿Y qué más natural que su propio cuerpo?”


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